Entre los salmos relacionados con las circunstancias de la vida de David, este es el más antiguo (véase 1 Samuel 19:11-18). Fue compuesto en el curso de aquella dramática noche en que, por tres veces, Saúl había mandado sus criminales agentes para vigilar (v. 11), prender (v. 14) y matar a quien odiaba (v. 15; vea su obstinación en obrar mal en los versículos 6 y 14 de nuestro salmo). Durante esa noche de angustia, el afligido se vuelve hacia su Dios: “Despierta para venir a mi encuentro… Dios de Israel, despierta…” (v. 4-5; comp. Salmo 44:23; Marcos 4:38). El afligido conoce el poder de Dios; sabe que él puede liberarle si lo desea, pero conoce mal Su fidelidad, Su vigilancia y Su compasión para con los suyos (comp. Mateo 8:2-3). Los versículos 3 a 8 del Salmo 121 responden a la inquietud del creyente:
Ni se dormira el que te guarda…
(Salmo 121:3).
En el último versículo vemos cómo David experimentó no solo la fortaleza sino también la misericordia de su Dios; y le celebra bajo esos dos caracteres.
El proyecto de Saúl era hacer morir a su enemigo a la mañana (1 Samuel 19:11). Pero, para David, como para nosotros, esa mañana llega a ser la de la liberación, la del gozo, la de la alabanza (v. 16; 2Samuel 23:4).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"