Es imposible que un hombre se forme un juicio sobre Dios mediante sus propios razonamientos. ¿Por qué? Porque solo tiene a otros hombres como elementos de comparación. Es la razón por la cual los paganos se han hecho dioses a su imagen, a los cuales han atribuido sus propias pasiones. Para que su criatura pudiese conocerle, fue necesario que Dios mismo se revelara a ella. Y más aun, no es mediante nuestra propia inteligencia que se puede aprehender esa divina revelación. Solo la fe es capaz de ello. Ahora Dios se manifiesta por medio de su Espíritu. “Las cosas de Dios nadie las conoce, sino el Espíritu de Dios” (1 Corintios 2:11, V. M.). Este conduce al creyente “a toda la verdad” (Juan 16:13). Eliú, instruyendo a Job, es una imagen de ello. Muestra a Job que erró el camino por completo al fundar su conocimiento de Dios en sus propias experiencias y en sus pensamientos: “¿Ha de ser eso según tu parecer?” (v. 33). ¿No ha llegado Job a condenar a Aquel que, sin embargo “es tan justo”? (v. 17). ¿Qué habría debido hacer Job antes de abrigar y expresar todos esos falsos pensamientos respecto de Dios? Pedirle humildemente: “Enséñame tú lo que yo no veo” (v. 32). ¡Una corta oración que cada uno de nosotros necesita dirigir al Señor en todo momento del día!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"