Mientras el rey y Amán se sientan a beber, los desdichados judíos conocen la peor de las angustias
Proféticamente nos hallamos en el futuro período llamado “la gran tribulación” que seguirá poco después del arrebatamiento de la Iglesia. Entonces, dos principales actores dominarán la escena: el Rey llamado “la Bestia”, jefe del imperio romano, y “el anticristo”, personaje maléfico, cuyo encarnizamiento contra Israel se apoyará en el poder civil del primero. En el momento en que el remanente de Israel podrá dirigirse a Jehová según el salmo 83: “He aquí que rugen tus enemigos… Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos. Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que… no haya más memoria del nombre de Israel” (Salmo 83:2-4). ¿Cómo explicar el odio secular del cual ese pueblo ha sido, es y será el objeto, más que nunca en el tiempo del cual hablamos? Es la consecuencia de los inauditos esfuerzos desplegados por Satanás para deshacerse de Cristo, el Mesías, cuyo advenimiento será su propia perdición. Y comprendemos que, si detrás de Amán finalmente vemos perfilarse al gran adversario, en cambio en Mardoqueo tenemos una notable figura del Señor Jesucristo.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"