La ruta de Jerusalén está abierta. ¿Cuáles son aquellos que van a aprovechar tal circunstancia? Un poco menos de cincuenta mil personas de las diversas clases del pueblo. Y además, cierto número de ese débil remanente no está en condiciones de demostrar que efectivamente forma parte de Israel. Hasta sacerdotes han sido negligentes, lo que les va a impedir ejercer sus santas funciones. ¡Muchos cristianos son como esos israelitas! No pueden afirmar con certeza que son hijos de Dios. Si tal fuera el caso de uno de nuestros lectores, remítase a su «inscripción genealógica» (v. 62). La hallará en la Biblia. Debe apoyarse firmemente en pasajes como Juan 1:12 o 1 Juan 5:1, 13. Muchas almas inseguras hallaron en esos versículos, y en otros, la indiscutible prueba de que pertenecían a la familia de Dios.
Dios tiene los ojos puestos en ese remanente sin fuerza. Lo contó con cuidado y va a velar tiernamente sobre él. No solo a causa de Su misericordia, sino también porque tiene un gran pensamiento para sí: a los descendientes de esos judíos que volvieron a su país debe serles presentado el Cristo, el Mesías de Israel, después de catorce generaciones (Mateo 1:17).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"