Encontramos nuevamente a Josafat, rey piadoso, de quien se nos habla mucho en los libros de los Reyes. Recordemos que a partir de la muerte de Salomón, las Crónicas relatan la historia de los reyes de Judá, mientras que en los Reyes se trata sobre todo de los de Israel. Entonces, ¿por qué la vida de Josafat ocupa tanto lugar en ellos? Porque, por desgracia, está estrechamente unida a las de Acab y de Joram, reyes de Israel. Pero nuestro capítulo solo tiene buenas cosas que decir de este rey. Se hace fuerte (v. 1), anda “en los primeros caminos de David”, busca al Dios de su padre, anda en Sus mandamientos, su corazón se anima, quita los ídolos (v. 1-6). Y no solo se separa del mal como lo hizo Asa su padre, sino que hace el bien (v. 7-11). Estos son dos aspectos inseparables de la actividad cristiana (Romanos 12:9; 1 Pedro 3:11). De los oficiales superiores, Amasías se ofreció voluntariamente a Jehová (v. 16), como un verdadero nazareo (Números 6:2; véase también 2 Corintios 8:5). Es posible –y es un llamado dirigido a cada creyente– estar consagrado al Señor mientras se cumple fielmente su oficio o su trabajo cotidiano. “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor”, ordena Colosenses 3:23.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"