Aquí nos presenta Dios a los pocos fieles, humildes y escondidos que iban a tener el honor de acoger a su Hijo en su venida a la tierra. Son su “especial tesoro”; sus nombres están consignados en su “libro de memoria” y el Evangelio nos da a conocer a algunos: José y María, Zacarías, Elisabet, Simeón, Ana… Hoy en día ¿formamos parte de los que temen al Señor, hablan de él y esperan su retorno?
Más tarde, durante la gran tribulación, habrá un remanente que temerá el nombre de Jehová (cap. 4:2; Apocalipsis 12:17). Para ellos nacerá el Sol de justicia. Se acabará la actividad de las tinieblas, los soberbios y los impíos serán consumidos (cap. 3:15; 4:1-2). Y con la palabra maldición termina el Antiguo Testamento, dicho de otro modo, la enteramente decepcionante historia del primer Adán. Su irremediable miseria, que acaba en la eterna desdicha, quedó definitivamente demostrada. ¿Estamos convencidos personalmente de ello en nuestra conciencia? Entonces, desde la primera página del Nuevo Testamento aprendamos a conocer el Nombre del segundo hombre, Jesús, en quien Dios halló su complacencia y en quien nosotros hallamos la salvación y la bendición.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"