El pueblo judío, decepcionado por sus ídolos, engañado y oprimido por malos conductores, habrá sido mucho tiempo como un rebaño sin pastor (v. 2 fin; comp. Mateo 9:36). Pero Dios visitará esa “casa de Judá” de la cual salió Cristo, “la piedra angular” (v. 4). La fortalecerá para combatir junto con ella. Tampoco olvidará a la casa de José, a los de Efraín (es decir, las diez tribus todavía dispersas). Los salvará, los traerá de vuelta y los oirá (v. 6). Después de tantos vanos consuelos (v. 2) ¡qué gozo llenará el corazón de ellos! (v. 7).
Querido amigo cristiano, el Señor tuvo una misericordia más grande todavía para con usted y para conmigo. ¡Sea ella para nosotros un continuo motivo de gozo!
Como el hijo pródigo en el lejano país quien, volviendo en sí, menciona la casa paterna, los salvados de Israel se acordarán de su Dios en “lejanos países… y vivirán con sus hijos, y volverán” (v. 9; Lucas 15:17). “Los reuniré, porque los he redimido” promete Jehová (v. 8, 10; Juan 11:52).
El amor del Señor Jesús solo estará plenamente satisfecho con la presencia de los suyos junto a él.
Antes de traer a su pueblo terrenal por completo a su país, habrá introducido a sus amados redimidos en la Casa del Padre, donde les preparó lugar (comp. Juan 14:2).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"