La gracia que sana

Zacarías 8:1-23

Así dice Jehová” precisa incansablemente el profeta (v. 1, 3-4, 6-7, 9, 19-20, 23).

Cuando leemos la Biblia o la citamos a otros, nunca perdamos de vista que es Dios quien habla.

Los pobres hijos de Judá oyen promesas que corresponden a su estado actual. Porque su Dios no los olvidará (además, Zacarías significa: aquel de quien Jehová se acuerda). Jerusalén, inhabitada y desolada de nuevo, será poblada y animada (Nehemías 11:1-2). Y el primero en volver será Jehová mismo (v. 3; véase cap. 1:16). Con él la bendición reaparecerá y el temor huirá. Espiritualmente, ¿no ocurre así en la Iglesia? La presencia del Señor en medio de los suyos les garantiza todo lo que necesitan.

Tomemos para nosotros la exhortación del versículo 16, repetida textualmente en Efesios 4:25: “Hablad verdad cada cual con su prójimo”. Y el final del versículo 19 insiste: “Amad, pues, la verdad”.

Ahora Jehová puede responder a la delegación de Bet-el respecto de los días de ayuno (cap. 7:2-3): se convertirán en tiempos de gozo y alegría y en festivas solemnidades (v. 19; cumplimiento del Salmo 122). ¿Podrían tener luto los que gozan de la presencia del Esposo en medio de ellos? (comp. Mateo 9:14-15).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"