Dos visiones ocupan este corto capítulo. La primera, bajo forma de ese rollo volante, nos muestra la Palabra de Dios obrando para poner el mal en evidencia. Hebreos 4:12 confirma que esta Palabra es viva, eficaz y penetrante, (aquí entra a la fuerza en las casas, v. 4).
En su luz todas las cosas están desnudas y descubiertas; ella discierne hasta los pensamientos y las intenciones del corazón. Es necesario que nos dejemos sondear por esta Palabra.
En los versículos 5 a 11 vemos volar un objeto todavía más sorprendente. Es un efa, instrumento de capacidad (y a menudo de fraude: Miqueas 6:10; Deuteronomio 25:14) en medio del cual la Maldad sentada alcanzó su plena medida. Corresponde a ese “misterio de iniquidad” que opera ya hoy, sin haber sido manifestado todavía (la tapa de plomo aún está sobre el efa; 2 Tesalonicenses 2:7). Cuando ella vuelva a tomar su lugar en su sitio de origen (Sinar = Babilonia, es decir, el mundo), la iniquidad en la persona del Anticristo será oficialmente honrada como un dios. ¡Qué contraste entre la “casa” del versículo 11, verdadero templo del pecado, y la que Dios hace edificar para morar él mismo en medio de los suyos! (cap. 4:9; 6:12).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"