Al tratar esas profecías del futuro juicio de los malos, aparentemente pueden tener un interés secundario para los hijos de Dios. Lo que ellos esperan no es la crisis final de la que se habla aquí sino el retorno del Señor para arrebatar a su Iglesia (1 Tesalonicenses 5:4-9).
Sin embargo, el anuncio de esa justa retribución del mal debe abrir nuestros ojos acerca del carácter del mundo, de manera que ello nos impulse a separarnos nítidamente de él
(2 Pedro 3:10-12).
Al no ver actualmente a Dios castigar la maldad de los hombres como se lo merecen, podríamos olvidar cuánto horror siente Dios por ella; por lo tanto, tales mensajes contribuyen a recordárnoslo. En su arrogancia y su insensato egoísmo, la divisa de Nínive es: “Yo, y no más” (v. 15). También es la de Babilonia (Isaías 47:8). Pero escuchemos bien si, a veces, no es igualmente el murmullo de nuestro corazón. En contraste, el versículo 3 nos presenta a los mansos, a los que el Señor llama bienaventurados y que se le parecen (Mateo 5:5; 11:29). Proféticamente se trata del futuro remanente judío (fin del v. 9; cap. 3:13), invitado a buscar a Jehová para ser puesto a cubierto en el día de la ira. Además el nombre de Sofonías significa: «Al que Jehová oculta o protege».
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"