Con Moab, la lista de los transgresores no está cerrada todavía. ¡Judá e Israel tienen su lugar entre los pueblos culpables! Y el pecado de Israel supera al de todos sus vecinos. Estos últimos solo habían practicado su maldad contra sus enemigos, en tanto que en Israel los fuertes habían aplastado a los débiles, manchado a los nazareos y cerrado la boca a los profetas (v. 12). “Vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos” (v. 6; cap. 8:6); pisotearon al pobre, oprimieron al justo e hicieron perder su causa a los pobres (cap. 5:11-12). Pensamos en el Señor Jesús, tan a menudo designado como “el Justo” (por ejemplo en Hechos 22:14), o como “el Pobre” (Salmos 40:17; 41:1). No dejó de ser oprimido, afligido, antes de ser traicionado, vendido, y finalmente se le dio muerte (Santiago 2:6; 5:6). Como para subrayar más los crímenes de su pueblo, Jehová recuerda las maravillas que otrora había hecho a favor de él. Destruyó a sus formidables enemigos (v. 9); lo liberó de Egipto y lo condujo por el desierto (v. 10). ¡Hechos de poder y de amor que evocan su obra de salvación a favor de todos los hombres! Esta obra encuentra de parte de ellos una horrorosa ingratitud. ¿Qué respuesta le dio usted al amor del Salvador?
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"