“Será, pues, el pan de ellos para sí mismos” declaraba el versículo 4 del capítulo 9. “Israel… da abundante fruto para sí mismo” continúa nuestro versículo 1. He aquí la oportunidad para preguntarnos qué uso hacemos de lo que el Señor nos ha confiado: fuerzas, inteligencia, memoria, ratos de ocio, bienes materiales. ¿Los utilizamos para su servicio o para la satisfacción de nuestras codicias?
Con sarcástico tono los versículos 5 a 8 comentan la desaparición del becerro de oro en Bet-el (Bet-avén), la emoción de los sacerdotes idólatras y la del pueblo, luego la destrucción de Samaria y el fin de su último rey, quien lleva también el nombre de Oseas. Pero además hallamos en ellos una alusión al infortunio de Israel cuando atraviese la tribulación final que no tendrá precedente.
El Señor, yendo a la cruz, citó el final del versículo 8 a las hijas de Jerusalén
(Lucas 23:30). Vendrán días….
«¡Ah! –escribió alguien– ¿no era tiempo todavía para sembrar en justicia, segar según la piedad, roturar un campo nuevo, empezar una nueva vida, producto de un nuevo nacimiento?…». Este versículo 12 se dirige solemnemente a todos los que postergan para más tarde la cuestión de su salvación: “Es el tiempo de buscar a Jehová”. Quizás mañana usted no le halle más (léase Isaías 55:6-7).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"