En Isaías 30:2 (léase todo el párrafo) Jehová declara: “se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca”. Aquí Dios fue consultado por intermedio de su profeta, pero el pueblo obedecerá solamente si la respuesta corresponde a sus intenciones.
Transcurren diez días. El profeta no se da prisa para contestar, esperando él mismo la revelación del pensamiento divino.
¿Por qué a menudo el Señor tarda en responder a nuestras oraciones? Quiere poner a prueba nuestra confianza en él. Y la fe es siempre paciente. Por lo tanto, solo el tiempo permitirá reconocer si nuestra oración fue la de la fe o si, por el contrario, cansados de esperar, terminamos por buscar nosotros mismos una solución a nuestra dificultad.
La pregunta formulada era la siguiente: ¿Debemos descender a Egipto o permanecer en el país?
Por boca de Jeremías, Jehová da a conocer su respuesta llena de gracia pero perentoria: ¡Quedaos en el país! En él seréis bendecidos. El rey de Babilonia será inclinado a la benevolencia y a la misericordia. Sería vuestra perdición ir a Egipto.
Amigos creyentes, cualquiera sea el camino que se abra ante nosotros, guardémonos de emprenderlo antes de
conocer la voluntad del Señor.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"