El perdón de los pecados
Oh, qué bendición poder repetir con el salmista: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”, y: “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 32:1, 5-6). Verdaderamente esto es bendición, y fuera de ella no existe ninguna.
La ley del leproso
Levítico 13 – Levítico 14
La lepra siempre se consideró como la más repugnante de las enfermedades, la más terrible. No solamente porque el fin de ella es la muerte, sino porque cada parte del cuerpo afectado por ese mal muere realmente mientras el enfermo continúa viviendo. Es pues la lepra, más que cualquier otra enfermedad, una imagen de la muerte y su poder consumiendo la vida. Su comienzo se asemeja al del pecado: es pequeño, insidioso y no se nota ningún síntoma alarmante.
Temas de doctrina cristiana I
Primera parte
Las doctrinas más interesantes, así como el conocimiento más profundo de las Escrituras, pueden dejar el corazón frío y estéril. Es a Cristo a quien debemos buscar y hallar en la Palabra; y, cuando lo hallamos, debemos alimentarnos de él por la fe. Esto nos dará la frescura, la unción y el poder de vida que tanto necesitamos en estos días de frío formalismo. ¿Qué valor tiene una ortodoxia fría sin un Cristo vivo, conocido en todo su poder y en toda la excelencia de su Persona? La sana doctrina es, sin duda, de inmensa importancia; y todo fiel siervo de Cristo se sentirá imperiosamente llamado a retener “la forma de las sanas palabras” (2 Timoteo 1:13). Pero, después de todo, un Cristo vivo es el alma y la vida, la esencia y la sustancia de la sana doctrina.
¿Podría usted darme una explicación exacta de las palabras “pecado” y “pecados”?
Los “pecados” son lo que hemos hecho, mientras que el “pecado” es lo que somos. Cristo murió por nuestros “pecados”, y en Cristo he muerto al “pecado”. Los “pecados” me han sido perdonados, sin embargo, el “pecado” no puede ser perdonados; Dios solamente puede juzgarlo.
El pecado en la carne y el pecado sobre la conciencia
Es de suma importancia establecer una clara distinción entre el pecado en la carne y el pecado sobre la conciencia. Si confundimos estas dos cosas, nuestras almas se verán necesariamente perturbadas y nuestra adoración debilitada. Un examen atento de 1 Juan 1:8-10 arrojará mucha luz sobre este asunto, cuya comprensión es tan esencial.
Nuestra seguridad del perdón de los pecados
Hasta aquí, hemos considerado el aspecto de la obra de Cristo que tiene que ver con el perdón de los pecados, y esperamos sinceramente que el lector tenga ya una idea muy clara y definida de este tan importante punto. Seguramente será un feliz privilegio para él si solo toma lo que Dios dice en su palabra: