Buenas obras: ¿para quién? ¿Con qué propósito?
Tito 3:1-15
Podemos invitarlos, por nuestro propio ejemplo, a aprovechar la misma gracia que nos regeneró.

Las dos naturalezas del creyente
Muchos creyentes pasan por grandes angustias porque continuamente están escudriñando sus propios corazones, pensando encontrar en él la evidencia de su conversión a Dios. Se puede que tal persona diga: «Mi problema no es ése; no dudo, ni por un solo instante, que el creyente posea actualmente la vida eterna; pero comparando mi experiencia diaria con otras verdades muy claras de la Palabra de Dios, dudo mucho de que yo haya nacido de nuevo.