Hasta el capítulo 12, se tratará principalmente del juicio sobre Israel y Judá; luego, del capítulo 13 al capítulo 27 el que caerá sobre las naciones. Dios siempre empieza ese juicio por su casa –la esfera más responsable– y este será el caso de la cristiandad profesante (Romanos 2:9; 1 Pedro 4:17). El completo fracaso del hombre se nota más en los que tienen responsabilidades y ocupan una posición elevada. Pese a las formales enseñanzas de Dios se halla entre ellos el adivino y “el hábil encantador” (v. 3, V. M.; Deuteronomio 18:10). ¡En qué profunda corrupción cayó Israel! Pero, no obstante, Dios sabe diferenciar entre el justo y el impío (v. 10-11) y dará a cada uno según su obra. Gálatas 6:7 confirma :
Lo que el hombre sembrare, eso también segará
(comp. Job 4:8 y Oseas 8:7; 10:12-13).
Uno de los enojosos frutos cosechados por el pueblo es el desorden social, el derrumbamiento del orden establecido. No hay más disciplina, los hijos objetan la autoridad de sus padres y de sus educadores: “el joven se levantará contra el anciano” (v. 5), los valores morales y las obligaciones son puestos a un lado. ¡Cuántas analogías entre esta profunda decadencia de Israel y la que comprobamos hoy en nuestros países cristianizados!
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"