Principio de un monólogo: Job se justifica

Job 27:1-23

Job va a necesitar no menos de seis capítulos para establecer su propia justicia. ¡Es demasiado y no es bastante! Aunque hubiese cien de ellos, no bastarían, porque nada de lo que viene del hombre puede pesar lo suficiente en la balanza de la justicia divina. Pero, por otra parte, esa justificación es cosa hecha, enteramente fuera de sus propios esfuerzos.

Notemos que el hecho de justificarse a sí mismo, para Job viene a ser implícitamente acusar de injusticia a ese Dios que le hiere sin razón (comp. cap. 40:3). Además, él se permite abiertamente hacer reproches al Omnipotente que le ha quitado su derecho y le atormenta sin motivo (Job 27:2).

Hay orgullo en esa actitud. “Mi justicia tengo asida… –dice Job– no me reprochará mi corazón en todos mis días” (v. 6). Pero, ¿qué responde la Palabra?

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros
(1 Juan 1:8).

Además, si nuestro propio corazón no nos reprocha nada, esto no prueba que estemos sin pecado. Dios es infinitamente más sensible al mal de lo que lo es nuestra conciencia (véase 1 Corintios 4:4). En la penumbra, nuestros vestidos pueden parecernos limpios, en tanto que a pleno sol (el de la luz de Dios) la menor mancha aparecerá (Proverbios 4:18).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"