La clave para entender estas dos venidas la encontramos en 1 Tesalonicenses 4:17 y en Zacarías 14:4. En la primera porción tenemos una clara presentación de la venida del Señor para los suyos. En cambio, la segunda nos muestra su aparecimiento sobre el monte de los Olivos, y allí vendrá con los suyos. Claro está que el Señor no puede venir con los suyos si aquellos no han sido arrebatados primero al cielo. El encuentro con los suyos se realizará en el aire, y el Señor no tocará la tierra. Su venida con los suyos está relacionada con la toma de posesión de la tierra. La venida del Señor Jesús para los suyos permanecerá escondida para el mundo. Sin embargo, cuando él venga con los suyos, será acompañado de gloria; el mundo le verá, pero ya no como él que trae la gracia, sino como el Juez.