¿Qué es el hombre?

¿Evolución o creación?

Hoy día son numerosos los verdaderos hombres de ciencia que ya no toman en serio la teoría de evolución. Lo que no impide que ésta sigue siendo enseñada en nuestros colegios y universidades con tan pocas pruebas como poca buena fe.

¿Dé donde viene esta enseñanza para contradecir la enseñanza bíblica de la creación, tan sencilla de aceptar?

Primero, justamente de que este relato es demasiado sencillo para la inteligencia orgullosa del hombre que quiere explicar todo por sus razonamientos, aun lo que visiblemente lo sobrepasa. Ahora bien, la Biblia declara: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios” (Hebreos 11:3).

Luego, de que el hecho de crear implica al Dios creador quien, por consiguiente, tiene el derecho de pedir cuentas a su criatura.

Finalmente, de que las explicaciones de la Biblia son tan poco halagadoras para el hombre que este prefiere cualquier otra hipótesis.

Especulaciones humanas

Precisamente la evolución es una hipótesis, no un hecho. Lo que, en cambio, es un hecho verificable por cada uno es que las plantas y lo seres vivos se reproducen conforme a leyes constantes. ¿Quién estableció aquellas? ¿No hay antes del hombre y por encima de él una inteligencia, una intención y una potencia soberanas, en otras palabras: Dios, de quien el plan aparece enseguida que abrimos los ojos para descifrar el gran libro de la naturaleza?

Por otra parte, Dios nos ha dado aquel otro libro, la Biblia, que empieza por el relato, sencillo y grandioso, de la creación del universo. ¿Quién está más calificado para hablar de eso que el mismo Creador? ¿Quién lo está menos que la criatura, con todo bastante presuntuosa como para dar opinión sobre un asunto del cual no podía, con su cuenta y razón, ser testigo?

Se conoce el relato del Génesis: La creación sucesiva de los seres vivos, por especie inmutables, coronada por la del hombre. El hombre y su mujer, colocados en un estado de felicidad terrestre, desobedecen a la voluntad de Dios claramente expresada y merecen la sentencia de muerte. El mal progresa: Mentiras, asesinato, corrupción de costumbres, estos llevan al diluvió, perseverando en su rebelión contra Dios.

¿Ascensión o descenso?

No, el hombre no es, como algunos se imaginan, un ser que haya salido de debajo de la escalera animal, o aun de una simple célula y que, de progreso en progreso, sobre millones de años de evolución ascendientes, prosigue su marcha triunfal hacia una apoteosis casi divina. Lo contrario es la verdad. Perfectamente adaptado al papel que su Creador le reservaba como administrador de su hermoso universo, el hombre no ha dejado de decaer, mientras todos los recursos de su inteligencia no logran frenar o compensar su decadencia moral, y ha ido hacia abismos de violencia y de inmoralidad.

¿Cree usted de veras en la evolución humana hacia el bien? ¿No ve al contrario, en nuestros cuerpos y en nuestros espíritus, la huella de la pasada herencia de los pecados de nuestros antepasados a los cuales añadimos los nuestros? No existe ninguna especie de animales que acumulen tantas fealdades y anomalías, ya que el animal vive conforme a la naturaleza, mientras que nosotros conforme a nuestras concupiscencias. También cargamos con la marcha trágica de nuestros sufrimientos y poca oportunidad tenemos de olvidar que la tierra es una morada triste, a pesar de los recursos de la técnica.

¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?

¿Cómo quiere usted que el hombre escudriñe el pasado con la ayuda de un poco de polvo y el porvenir con la ayuda de nada? Es incapaz de explicar fundamentalmente cualquier cosa. Mas para Dios no existen misterios, y si nos habla, en la Biblia, de las tristezas de un paraíso perdido, también nos describe los gozos de aquel donde Jesús, por la cruz, nos ha dado el derecho de entrar. Más seguramente que en un mapa usted ve en este libro de dónde viene y adónde va. En este momento, usted se encuentra en el punto marcado FE.

Es digno de confianza este Dios quien, a causa de su gran amor, ha dado a Jesucristo, su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque el Dios creador también es Dios Salvador.

Dios… nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas
(Hebreos 1:1-3)