¡No! La Esposa de Cristo, la Iglesia, es una e indivisible. Este versículo no habla de ninguna manera de una selección. Por primera vez nuestro Señor apareció aquí en la tierra para cumplir la obra de la redención y por segunda vez aparecerá para llevar a la casa del Padre a todos los que aceptaron su obra por la fe.
La Palabra de Dios no hace ninguna distinción, y por lo tanto nosotros tampoco debemos hacerlo.