David hace sentar a Salomón en su propio trono. Aquí no se hace ninguna mención de la conspiración de Adonías, ni de las circunstancias del coronamiento del nuevo rey. Por este hecho, nos podemos elevar más alto que en el primer libro de los Reyes y considerar al Hijo sentado con el Padre en su trono (véase Apocalipsis 3:21). Efesios 4:8-12 nombra una de las actividades de Jesús en la gloria: “Subiendo a lo alto… dio dones a los hombres… constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.
Aquí, y en los siguientes capítulos, asistimos a la designación de cada obrero: administradores, capataces, gobernadores, jueces, porteros y músicos repartidos según las tres familias de los levitas. Se determinan sus funciones y especialmente lo que concierne el esencial servicio de la alabanza. Celebrar y alabar a Dios cada mañana y cada noche es un muy envidiable servicio… ¡y está a nuestro alcance! (v. 30; Salmo 92:1-3).
En el siguiente capítulo los sacerdotes, hijos de Aarón, son repartidos en veinticuatro grupos.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"