Como en otros libros de profetas, el anuncio de los juicios sobre Israel es seguido ahora por profecías contra las naciones (véase Isaías 13-23; Jeremías 46-51). Ya el capítulo 21 nos mostró al rey de Babilonia vacilando en cuanto a si era mejor atacar a Rabá de los hijos de Amón antes que a Jerusalén y en esa ocasión los versículos 33 a 37 del mismo capítulo anunciaban el castigo de esos descendientes de Lot, perpetuos enemigos de Israel. Amón, dejado indemne momentáneamente, en lugar de sacar una enseñanza de ello se había alegrado cobardemente de los golpes caídos sobre el santuario, la tierra menospreciada de Israel y la realeza de Judá (v. 3, 6). Se burló de Israel en su desgracia (Proverbios 17:5). Pero “Jehová escarnecerá a los escarnecedores” declara también Proverbios 3:34, citado en el Nuevo Testamento: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes’’ (Santiago 4:6; 1 Pedro 5:5). Por cierto, la soberbia caracteriza a Amón y a su hermano Moab (Sofonías 2:8; Isaías 16:6). Jehová va a humillarlos y dará sus países en posesión a nómadas saqueadores (v. 4, 10).
Edom y Filistea son igualmente muy culpables. El uno y la otra aprovecharon la ruina de Israel para vengarse “con despecho de ánimo” de sus antiguas amistades (v. 12, 15). A su turno tendrán que soportar la venganza de Jehová.
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"