Como de la roca herida en el desierto (cap. 48:21), un río de vida y de bendición emana de la obra de la cruz. ¡Inagotable fuente ofrecida a todo aquel que tiene sed! Aquí se trata del llamado del profeta, pero el Señor Jesús se expresa del mismo modo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Juan 7:37; véase también ese “todo aquel” de la gracia en los cap. 3:15-16; 11:26; 12:46 del mismo evangelio).
Dos cosas caracterizan la gran salvación de Dios: por una parte, ella es gratuita.
Los hombres trabajan considerablemente y gastan fortunas “en lo que no sacia”, mientras que el más excelente de los bienes se obtiene “sin dinero y sin precio”. Dios ha hecho todos los gastos (comp. cap. 52:3).
En segundo lugar, la salvación debe ser aceptada ahora. “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado” (v. 6). Dios está cercano; Él perdona ampliamente… pero ¡apresúrese! Llega el momento en el cual no será más accesible (Juan 7:34; 8:21).
Consideremos aún lo que está dicho en este hermoso capítulo acerca de los pensamientos de amor y de los inescrutables caminos de Dios (v. 8-9; véase también Romanos 11:33-36). Y respecto de su Palabra: ella no volverá a mí vacía, promete el versículo 11. ¿Ha producido ella ese efecto en el corazón de usted?
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"