El celo por Dios
¡Ser celoso por las cosas de Dios, por el mismo Señor! Nunca lo seremos suficientemente; pero es preciso que este celo sea mantenido, guiado, y a veces también parado por el mismo Dios. Él nos ha dado enseñanzas en su Palabra, para que nuestro celo no se desvíe de su voluntad y para que la nuestra sea excluida.
“Yo y mi casa serviremos al señor”
Josué 24:15
El cristiano debe manifestar su fe en el seno de su familia, en la iglesia y en el mundo que nos rodea. Pero, por otro lado, también es de suma importancia el testimonio dado por su familia, por todos los miembros de la casa, de la cual él es el jefe o cabeza. Sus deberes y responsabilidad a este respecto son muy importantes.