Los capítulos 30 y 31 proclaman una doble desgracia sobre el pueblo rebelde porque buscó socorro de parte de Egipto. Nunca repetiremos demasiado con la Palabra de Dios: Poner su confianza en los hombres es, ante todo, una locura porque no podría estar peor colocada; es también una prueba de incredulidad puesto que desde el principio de este libro, Dios estableció que no se podía hacer caso alguno del hombre (cap. 2:22). En fin, es un ultraje a Dios, un desprecio de su poder y de su amor. ¡Como si Él fuera incapaz de protegernos y como si no fuera su agrado hacerlo! El camino de la liberación y de la fortaleza es trazado por el hermoso versículo 15 del capítulo 30: “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza”.
Es necesario volver al Señor en lugar de ir hacia el mundo (Egipto), y permanecer en reposo en lugar de agitarse. Además, “la quietud… y la confianza” son las condiciones necesarias para recibir las directivas del Señor: Entonces tus oídos (es personal) oirán a tus espaldas palabra que diga:
Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda (v. 21).
¡Voz fiel, voz familiar! ¡Cuántas veces nos hemos extraviado –a la derecha o a la izquierda– porque nuestro corazón descuidó prestarle atención! (Proverbios 5:12-14).
Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"