Un tiempo de alabanza después de los juicios

Isaías 25:1-12

Tiro, la floreciente metrópoli comercial del mundo antiguo, ha sido el tema, en el capítulo 23, de la última de las profecías. Cada una de estas ha condenado al hombre bajo un lado moral distinto.

En el capítulo 24, los juicios apocalípticos, que deben poner fin al poder del mal, se han desplegado sobre la tierra y la han trastornado por completo. Pero en el capítulo 25, desde el medio mismo de esas ruinas (v. 2) he aquí que se eleva una conmovedora melodía. El “pobre” remanente de Israel, maravillosamente dejado a salvo de la destrucción, canta lo que el Dios eterno ha sido para él durante el tiempo de la tormenta. Ahora “el tiempo de la canción ha venido” (Cantares 2:12; comp. cap. 24:13). El versículo 4 ha sido el consuelo –y la experiencia– de innumerables creyentes en la prueba. Pero el versículo 8 nos hace entrever las manifestaciones de un poder más grande aun: Destruirá la muerte para siempre… Cosa notable, esta frase está en tiempo futuro, en tanto que su cita en 1 Corintios 15:54 nos habla del momento en que se realiza para los creyentes: “Sorbida es la muerte en victoria” o más exactamente traducido aun: “Tragada ha sido la muerte…” (V. M.), porque entre esos dos versículos acaeció la cruz y la triunfal resurrección del vencedor del Gólgota. Finalmente, cuando resuciten los malos, la muerte será definitivamente destruida (1 Corintios 15:26).

Forma parte del comentario bíblico "Cada Día las Escrituras"