Creemos que la Escritura enseña claramente que los creyentes del Antiguo Testamento compartirán la gloria celestial con la Iglesia, aun cuando no formen parte de esta. Hebreos 11:40 es un texto muy diáfano y concluyente en cuanto a este punto: “Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros”.