En la Biblia encontramos principios y ejemplos relacionados con el deseo de trabajar tiempo completo en la obra del Señor. Todas las personas y las circunstancias son específicas y diferentes unas de otras. Sin embargo, la Palabra da instrucciones claras y precisas que deben ser tenidas en cuenta por cada siervo y en cada situación.
1. El Señor prepara a cada siervo en secreto:
- Moisés fue preparado en el desierto cuando apacentaba el rebaño de su suegro (Éxodo 3:1).
- David fue instruido cuando pastoreaba el rebaño de su padre (1 Samuel 16:11).
- Pablo fue preparado directamente por Dios, en Arabia (Gálatas 1:17).
2. El siervo da prueba de sus capacidades en su actividad profesional:
- Moisés dejó su trabajo en paz y en buen estado (Éxodo 4:18).
- David había vencido al león y al oso. Poniendo en riesgo su vida, protegía sus ovejas confiado en Dios (1 Samuel 17:34-36).
- Santiago y Juan eran pescadores experimentados. Cuando respondieron al llamado del Señor para seguirle, dejaron a su padre con los jornaleros, para que este no tuviera que continuar su trabajo solo (Marcos 1:19-20).
3. El siervo recibe una orden clara del Señor:
- Dios dijo a Moisés: “Te enviaré” (Éxodo 3:10).
- El Señor eligió a doce discípulos para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar (Marcos 3:14-15).
- El Señor dijo a Ananías respecto a Pablo: “Ve, porque instrumento escogido me es este” (Hechos 9:15). Más tarde Pablo testificó que Dios lo había llamado a su servicio por Su gracia (Gálatas 1:15).
4. A menudo el Señor debe vencer la resistencia:
- Moisés no quería llevar a cabo la tarea que Dios le había encomendado, por lo cual Dios tuvo que vencer este obstáculo (Éxodo 3:11; 4:10-17).
- Cuando Samuel debía ungir a David como rey, Dios tuvo que redargüir a Isaí su padre. Para este, su hijo menor no contaba (1 Samuel 16:11).
- Pablo no se consideraba apto para desempeñar dicho servicio, pues había perseguido a los creyentes (Hechos 22:17-21).
5. A menudo transcurre cierto tiempo entre el momento en que la tarea es encomendada y el de enviar al siervo:
- Moisés fue llamado a la edad de 40 años (Hechos 7:23, 25). Pero solo después de 40 años Dios lo envió a cumplir su misión (Éxodo 3:10; 7:7).
- Dios había llamado a David, por medio del profeta Samuel, para ser rey sobre Israel (1 Samuel 16:1,13). Sin embargo, pasaron muchos años antes de que fuera establecido como rey (2 Samuel 2:4).
- Pablo fue llamado en el momento de su conversión (Hechos 22:10; 9:15-16). Pasaron unos 10 años antes de ser enviado con Bernabé, por el Espíritu Santo (Hechos 13:2, 4).
6. Es importante que el siervo haya mostrado su disposición para servir a los hermanos de la iglesia o la asamblea local, y esto con perseverancia.
- La Palabra menciona este hecho respecto a Timoteo. Dos asambleas daban buen testimonio de él (Hechos 16:1-2).
- Lo mismo sucedió con Pablo. Colaboró en la asamblea de Antioquía enseñando la Palabra de Dios y llevando un donativo a Jerusalén (Hechos 11:26, 30).
Responsabilidad de la asamblea local
1. Tanto el llamado al siervo como el enviarlo a una misión, provienen del Señor y no de la iglesia. Este es un principio claro y preciso en la Palabra de Dios. “(Jesús) llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios” (Marcos 3:13-15).
2. Cuando un hermano o hermana tiene la convicción de ser llamado por el Señor a un servicio, entonces la asamblea local tiene el deber de examinar si esto proviene del Señor. Si Dios llama y envía a un siervo, también se lo mostrará a la asamblea en la cual se congrega, y le dará total libertad al respecto (Hechos 13:1-3).
3. El siervo recibe tareas específicas y concretas por parte del Señor (Hechos 8:26, 29).
4. Si algún mal se manifiesta en el siervo, la asamblea local de donde este proviene tiene la responsabilidad de actuar, como lo haría con un hermano o hermana de la asamblea (1 Corintios 5:13).
5. En cuanto a sus necesidades materiales, el siervo debe confiar en el Señor (Lucas 22:35; Filipenses 4:13). No puede exigir nada a los creyentes (Hechos 20:33). Por su parte, ante el Señor, las iglesias tienen la responsabilidad de apoyarlo (Gálatas 6:6; Hebreos 13:16, Filipenses 4:18).
El comportamiento del siervo
1. Es de suma importancia vivir en el temor de Dios, y servirle bajo su dependencia (Hechos 16:6-10; 24:16).
2. En la obra del Señor, la confianza mutua es imprescindible (2 Corintios 1:12-15). Se requiere un buen comportamiento, con un espíritu de amor y gracia hacia las personas que son objeto del servicio, para que este sea recibido. La confianza no se puede exigir, se debe ganar y conservar mediante el buen y fiel comportamiento (Filipenses 2:19-23; 1 Timoteo 4:12).
3. Para que el siervo sea de bendición, es importante que esté dispuesto a recibir consejos y aceptar la corrección.
Persévère